Anduve por el norte

Anduve por el norte

Donde las salitreras vacías
Recuerdo implacable
De lo que continúa

Los socavones abandonados,

Los ríos secos
Los indios muertos
El polvo que enceguece
El viento que cala
Los nuevos tratados,
Los nuevos jefes
Sembrando desiertos
Matando al que canta,
Matando al que grita
Matando a Salvador
Al que no se vende
Los buscaban y los torturaban
A los que deseaban voz
A los que nos deseaban soberanía
A los que yacen desaparecidos
Veo los ríos muertos,
Todo triste, todo desierto
Todo anunciado,
Todo previsto
Los socavones vacíos,
Los pueblos solitarios
Los obreros desempleados
La pobreza no se fue
Se estableció para siempre
Era sabido, fue anunciado
Nos enviciaron, nos aburguesaron
Nos asustaron
Sí, te enviciaron de comodidad
Y te volvieron un temeroso asno
Y un mendigo del amor humano
Y un mendigo de la política y de la ciencia
De una ciencia hueca
De una filosofía charlatana
Acostumbrado ya a vivir sin destino
A vivir sin razón
A vivir sólo por temor a morir
Y pasan tus días
Donde vas contando tus angustias
Tu andar oscuro, apagado, quejumbroso
El paso de un hombre quebrado
Ya no hay canto, ya no hay danza
Ya no hay quena ni tambor
Ya no hay futuro porque mataron tu alma
Porque se la vendiste a las empresas
Se la vendiste a la idiotez y a la moda
Porque no la pudiste rescatar del fraude establecido
Así murió tu alma
En los casinos, en las fiestas, compartiendo con tus amigos
Así murió tu alma
Así te fuiste a otro entierro
Así te dormiste con el frío
Así te quedaste nuevamente en silencio
Y te vinieron a buscar las rapiñas
Las que venían por uno en vida
No descansaron después de la muerte
¿Para qué seguir aquí?
¿Por qué no crecer con la flor?
¿Por qué no llenarse de perfume y de altura?
¿Por qué vivir en las cloacas oscuras de los deseos?
¿Por qué no morir? ¿Por qué no vivir?
¿Por qué temer?
¿Por qué no avanzar en la gran aventura de la vida?
¿Por qué no encontrarse con el verdadero destino?
¿Por qué seguir al ciego? ¿Por qué dejar a los dioses?
¿Por qué dejarlos?
¿Por qué dejar a los dioses, a los sabios, a los santos,
A los amantes de la Tierra y de lo sencillo?
¿Por qué dejarlos? ¿Por qué alejarse?
¿Qué has ganado?
Marchamos a un nuevo entierro,
A un nuevo infierno creado por nosotros mismos
¿Para qué?
¿Por qué no cantar? ¿Por qué no danzar?
¿Por qué no unirse al que quiere volverse de hierro?
¿Por qué no trabajar? ¿Por qué no luchar?
¿Por qué no aprender? ¿Por qué no crecer?
¿Por qué no ser amigo?
¿Por qué, por qué no?
¿Quién te ató como un animal?
¿Quién te negó la libertad y la luz?
¿Quién no te deja ser?
¿Quién te mata? ¿Quién te castra?
¿Quién te elimina?
¿Por qué no creces con los que se negaron?
¿Por qué no tomas el arma del yoga?
¿Por qué no subes al carro donde el Supremo es auriga?
¿Por qué no vives? ¿Por qué no te preguntas?
¿Por qué no moras con los elevados en continua lucha?
¡Sí hermano querido, hermana querida!
Levantémonos con el grito del llamado divino
Levantémonos para vivir de pie y con el oído atento
Sedientos de Verdad y de servicio
Sedientos de humildad armoniosa
De amistad con todo lo habido
Rearmemos los caminos
Busquemos los abuelos
¡Y alcémonos con lo eterno!
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Ministro del interior: Rafael Sotomayor ordena restringir las libertades de reunión e impedir la llegada de más huelguistas.
Intendente: Carlos Eastman, restringe libertad de tránsito y ordena a los huelguistas abandonar Iquique.
El 21 de Diciembre de 1907 el general Roberto Silva Renard ordena disparar contra la multitud.
Presidente: Pedro Montt
3600 muertos.

 

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