El uno, el único
Los Vedas, las escrituras sagradas de la India, no son ni panteístas ni politeístas como algunos las han pretendido presentar. Estas escrituras nos hablan de un Dios, Supremo y Personal, quien tiene muchos nombres de los cuales Krishna y Govinda son los más conocidos.
El Srimad Bhagavatam, conocido como el fruto maduro de esta literatura, canta las glorias de Sri Krishna a lo largo de sus dieciocho mil versos.
En uno de ellos declara: Krshnas tu bhagavam svayam, que Sri Krishna es la Suprema Personalidad de Dios misma. El nombre Krishna denota al Supremo Atractivo, lleno de cualidades trascendentales conocidas como lilas.
Todas las escrituras nos hablan de un Dios personal, El es nuestro padre, y nos creó a su imagen y semejanza. Últimamente han surgido algunas escuelas que proponen un vacío o una luz impersonal como la meta de la autorrealización. Pero esto no está basado en ninguna escritura sino en una realización a medio terminar.
El vacío al cual aspira el budista, o la luz que buscan algunos yogis, son sólo aspectos parciales e inacabados de la verdad que culmina en Sri Krishna, el origen o la causa original de esa luz trascendental que los meditadores contemplan con tanto deleite, considerando equivocadamente que han logrado la mayor ganancia.