Creo en los que creen
Por: Atulananda Swami
Creo en los que creen,
porque no creen, sino que entienden
Entienden o perciben, perciben o sienten,
Es una clara corazonada, es ya un llamado divino,
Es una necesidad imperiosa por lo más alto
Es un insostenible disgusto por lo que aquí se prueba.
Los que creen, tienen otros ojos,
Tienen otros sentires,
Están vivos, están despiertos,
No pueden dejar de ser consecuentes,
La voz de la conciencia superior truena como estrepitosa exigencia en sus corazones.
Les duele mucho el mal, no pueden hacerlo,
No pueden mentir, no pueden robar, mucho menos matar,
No pueden ver sufriendo a otros.
Saben que hay perspectiva, saben que hay futuro,
Saben que se trasciende la muerte,
Saben que se puede ser más fuerte que el dolor y que todo lo adverso.
Los que creen, creen en el amor, creen en la sabiduría, creen en el bien,
Creen en la amistad, en lo solidario.
Son sanos, son positivos, no hay imposibles cuando de algo bueno se trata
Los que creen están bañados en bondad, sí, en bien, en esperanza, en selectos triunfos
Los que creen tienen una conexión especial con la Verdad, con lo que es bueno, con lo que es sincero, y se comprometen con todo ello.
Los que creen se encuentran con la luz de la certeza y la dan a otros,
Crean mundos, crean misiones, crean sociedades de bien con el ardiente fuego de la generosidad y la pureza.
Los que creen te sacan del dolor, del temor, de la angustia
Le dan razón, destino, fin a tu vida
Se proyectan más allá de los cielos de ángeles y arcángeles,
más allá de los dioses y de las cautivantes musas
más allá de las ciencias y de las artes que atan a estas esferas
Más allá de las bellezas, más allá de los encantos, más allá de los amores,
más allá de las encendidas estrellas, de los poderes, de los grandiosos soles,
Se proyectan hasta alcanzar la flor de eterno aroma, el amor que no se sacia,
los bienes, las alegrías y los saberes que por siempre perduran
Ellos se sostienen solo en lo real, en lo eterno,
Ellos se preocupan por ti, te despiertan, te conquistan y te invitan para siempre a sus Casas.
Y serán tus amigos de siempre, les abrirás tu corazón, les regalarás tu vida,
¿Existe o no existe el bien? ¿Existe o no existe la Verdad?
¿Existe o no existe la dicha suprema?
Para ellos no hay duda,
¡Sus existencias son tan reales que no puedes dejar de buscarlas!
¡Tu plena conciencia solo aspira por esas riquezas!
Sí, porque es natural a la conciencia el crecer, el proyectarse,
el llenarse de esperanza, porque ésta es parte de esa conciencia sana
que crece y se expande como un florecido rosal,
o como un almendro que cargado de flores anuncia sus frutos.
Unos creen en esos tesoros y otros no creen.
Los que creen quieren probarlos en su más alta cumbre
Los que no creen tratan de conformarse con sus sombras.
Yo ya probé esas sombras. En esta vida hasta mis veintiún años.
¿Pero quién puede nutrirse de ellas?
¿Quién puede quedar conforme?
Ya probé el mundo de los que no creen.
En ese mundo fui criado, fui formado,
Me obligaron a creer en lo increíble,
Me obligaron a creer en los que no creen.
Y los que no creen me muestran sus máquinas y su ciencia
Y me plantean sus complejas especulaciones.
Pero yo solo los veo confundidos y dudosos,
Lanzando una teoría al azar,
Muchos buscando la fama y el dinero más que la Verdad,
Y todos ellos frustrados y en amargura.
Los que no creen, creen en lo muerto
Creen en la frustración y en el sufrimiento,
Creen en lo que muestran sus sentidos,
Creen en un mundo inferior que los angustia y a él se apegan
A él le cantan, con él se embriagan, con él se insultan, se matan o se suicidan
Es así el mundo de los que no creen.
Son como el ciego que solo percibe lo que toca.
Los que no creen, creen en el hombre,
Creen en el científico y en el político,
Creen en algo muy obsceno, vago y pobre, a lo que llaman cultura,
Creen, a veces, en sus familiares y amigos,
Pero no tardan en frustrarse.
Los que no creen no tienen futuro ni destino,
Solo dan vueltas en sus mismas embriagueces
Son peligrosos porque quieren arrastrarte a sus frustraciones y amarguras
Y quieren apagar tu entusiasmo a toda costa
Si crees, eres una amenaza para los que no creen,
Eres una amenaza para sus sistemas educativos y económicos
Para sus supuestas artes y ciencias
Porque ellos quieren que permanezcas en el mundo de los ciegos
Ellos, que ni les da para ser tuertos
Tan cerca está la liberación,
Tan cercana la sabiduría
¡Están a solo un paso del hombre!
¿Pero quién te animará a dar ese paso?
¿Quién te enseñará a darlo?
Tú sabes, solo un conocedor de la luz,
Solo un saboreador de grandes manjares
Solo una persona bella con verdadera cultura
Todo eso existe, es lo que yo he encontrado
Y esa ha sido mi perfección y mi regocijo,
Mi perfección ha sido tratar de cumplir con la de ellos
Mi perfección desde el primer momento
Desde el primer paso
Desde el primer deseo de ser tan bueno como ellos
Y ahí está siempre esa mano extendida,
Siempre dispuesta a dar toda fuerza y guía
El imperfecto no puede más que seguir al perfecto.