Ser Santos

kaEs un hecho que la santidad ha existido antes y después de Jesús, y estos santos que han sido amados por el Señor, en ningún momento pueden ser menospreciados y menos por alguien que aspire al desarrollo espiritual.

Es un hecho que la santidad ha existido antes y después de Jesús, y estos santos que han sido amados por el Señor, en ningún momento pueden ser menospreciados y menos por alguien que aspire al desarrollo espiritual.

Por otro lado, la santidad no fue solo una responsabilidad para los antiguos, ni solo para los pioneros o fundadores de una nueva iglesia, sino que la santidad es la virtud imprescindible para mantener la salud en todo proceso religioso auténtico. La santidad es un deber en toda época, en todo lugar, momento y circunstancia. Es la meta obligatoria para todo aquél que sigue un proceso religioso, y porque es de primera necesidad para el alivio de las almas que sinceramente buscan a Dios, debe manifestarse como una mano bondadosa, que extiende su ayuda a todo aquél que desea la trascendencia con fervor.

Así como en toda época ha habido médicos que han curado el cuerpo, en toda época también han habido santos que cuidaron la salud de nuestra alma. Estos santos pueden ser de distintos niveles en su capacidad espiritual y en sus realizaciones, pero es lo que Dios envía de acuerdo a la necesidad de cada uno. Por ello pensamos que la idea de considerar a Cristo como el único salvador, es una conclusión aberrante que va en contra del mismo espíritu respetuoso de Jesús hacia toda la comunidad de santos con que el Señor ha bendecido al mundo desde tiempo inmemorial.

Corintios (1.14-31) Nos dice: “Porque Dios no es Dios de disención, sino de paz con todas las iglesias de los santos”. Consideramos que el Señor hace un llamado universal a todos sus hijos por igual a través de las distintas tradiciones religiosas, sus gurús, profetas, padres, pastores. Este amplio llamado debe ser apreciado con una mentalidad positiva y abierta, pues no podemos confinar los infinitos elementos y sentimientos del Señor a los estrechos límites de nuestra conciencia.

Krishna mismo dice en el Bhagavad Gita: “Todos los hombres siguen Mi sendero en todos los aspectos. Oh Arjuna”.

Como fieles colaboradores de la dulce voluntad del Señor que aspiramos ser, no podemos más que apreciar esta invitación tan variada y abierta que el Señor hace a Sus hijos, sin resentirnos porque algún hermano no pertenezca a alguna creencia en particular.

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