Elogio a Jesús
Como hijo de María
Como hijo de José
Nació para bien un día
En un establo de Belén.
Tres reyes le trajeron:
Oro, incienso, mirra
Después que en el cielo vieron
Anunciada su venida.
Con doce años ya enseñaba
La esencia de la escritura
A quienes se aferraban
A una regla fría y dura.
Dios debe ser servido
Y a nadie deben mirar
Como amigo o enemigo
A todos deben amar.
Canten Su nombre divino
Entréguense a Su voluntad
Sigan fiel este camino
Pleno de vida y Verdad.
En casa de mi Padre
Muchas moradas hay
Tendré una para darles
Mi consuelo y amistad.
A Dios amen sobre todo
Da al vecino caridad
Como el sol vean el modo
De alumbrar a los demás.
No hagas a tu prójimo
Lo que evitas para ti
Ama, ama a los otros
Como te quieres a ti.
¿Y quién es tu prójimo?
¡Incluso quien te hizo mal!
Todo aquél que lleva el soplo
Del Padre Celestial.
Quien nace, crece y muere
Quien ves temer y llorar…
El amor del Padre se extiende
Al hombre, planta y animal.
Yo vendré a enseñarte
A enseñarte a servir
A tu puerta iré a golpearte
Diré:»¿Te acuérdas de mí…?».
No poseo ni una piedra
Donde apoyar mi cabeza
¿Quieres seguirme…? ¡sea!:
A Él da… tu vida completa…».
El saber es una lámpara
Ponle aceite y no la roben
Déjala en parte alta
Que alumbre en todo orden…».
Muchos milagros hizo
Para probar su santidad
Impartió mil principios
De amor y de humildad.
Quien su nombre cante
Tendrá la perfección
Quien en él se esperance
Hallará la devoción.
Mas necesitas un guía
De inspirada santidad
Para que día a día
Te oriente en la bondad.
Llevó su sacrificio
Al extremo de la cruz
Vió a todos como hijos
El pastor de beatitud.
A amar enseñaba
Su mensaje fue universal
«Quien a Dios escucha y ama
Lo vuelvo mi familiar…».
“No esperen que el mundo los ame
Éste sólo a los suyos quiere
Quien se averguenza de nombrarme
No merece que a mí se aferre.
Superior al mundo es el alma
Por ello, deja todo, y sígueme…
No acumules lo que se acaba…
Para dejarte mi paz vine…
Ama a tus enemigos
Ora por quien te persigue
Quien sólo aprecia al amigo
Como un ser corriente vive.
Que a mí venga el sencillo y humilde
Pues los últimos serán primeros
Será ensalsado quien se humille
Quien por mí llore hallará consuelo…»
Su dulce enseñanza
Despierta el amor por Dios
Su vida entera agracia
A quien busca salvación.
Jesús, Jesús, entregas
Abnegación y pureza
De fe intachable llenas
Libras de toda bajeza.
Siga el hombre tu camino
Descubra su tesoro interno
A tus pies hallará abrigo
Quien se esfuerce por ser bueno…
¡Qué sacrificio grandioso!
Por amor a la Verdad
Pobre queda todo elogio
A tan rendida santidad.
Aceptaste esos clavos
Que no eran para ti
No querías ver esclavos
De un oscuro existir.
Recibiste la corona
Como el rey del dolor
Emblema es de tu gloria
Por tu coraje de amor.
¡Oh pastor de mil ovejas!
¡Cuánta esperanza nos das!
Pues si alguna se te aleja
Tú la vienes a buscar.
Siga el hombre tu camino
De alegría y santidad
No andará aquí perdido
Sino tendrá tu solaz.