Encontré la Verdad
Encontré la Verdad descalza
La encontré que mendigaba
La vi bajo los árboles
En los recovecos de los ríos
La vi adorando
La vi adorando el Sol, la Luna,
La Tierra, la montaña,
Al Dios bendito
La vi osada y escondida
Evitando la fama, los halagos
La vi orando por quienes la perdían
Vi la Verdad, la encontré sencilla,
Sencilla, renunciada y pura
La encontré allá por lo alto
En lo que dejaron los sabios
En las antiguas escrituras
Vi la Verdad, hallé la Verdad,
La encontré preocupada
De volverse mi madre, mi padre,
Mi compañera y amiga
La vi humilde, fuerte,
Firme y afable
La vi armada y preparada
Para tomar mi vida
Vi la Verdad, encontré la Verdad
Era la misma que en mi interior latía
Era la tierra de mi plena conciencia
Era mi propio sentir más profundo
Encontré la Verdad,
La encontré negada y prohibida
La encontré burlada y temida
La encontré luchando con fuerza temible
Sin asustarle la muerte,
Sin temer hambre, pobreza,
Ni desconsuelo alguno
La busqué, la añoré, la lloré,
Me desveló
Me alejó de mi país, de mis amigos
Me despojó, me mató, me deshizo
Me hizo llorar y llorar a otros
Entró como luz, como espada,
Como razón, como sentido
Entró para adueñarse
Ojalá para quedarse
Para establecer su reino armonioso
Era la Verdad, es la Verdad
La que nunca encontraba,
La que nunca veía
Ahí estaba, presente en todo
Gritando la necesidad de su existencia
Soy afortunado,
Vi la Verdad, conocí la Verdad,
De nada puedo quejarme
Aunque a veces temo, a veces sufro
A veces la desconozco, a veces la olvido
A veces no la quiero
A veces quiero volver a mi nicho
Soy afortunado, agradezco
Reconocí la Verdad, pude detectarla
He querido amarla y servirla
He querido adorarla y difundirla
He querido que la abrace un mundo amigo
La hallé, vino cantando
Ya cantaba, ya desde los siglos
Ya cantaba, ya aliviaba,
Ya buscaba al alma llena de mansedumbre
Ya buscaba, ya lloraba, ya abrazaba,
Ya apoyaba, ya bendecía
Ya venía con su alborear y su clemencia
Para acercarse a los humildes y sencillos
Ahí estaba ella
Comulgando con los maestros
Viviendo con los mendigos
Surgiendo en los cantos, en la poesía
En las lágrimas de los que aman todavía
Estaba ella
Preparando su bondadoso combate
Haciendo su estrategia de música y de campo
Llevando al hombre de regreso al llano
Al aire, al sol, al sentir de un pecho iluminado
Estaba ella
Incansable y profunda
Generosa y con llanto
Como una madre buena
Con esperanza infinita
Con infinito poder y fuerza
Como sale siempre el sol
Así brota siempre ella
E insiste e insiste
Como a la roca la ola
Como en tu fuero interno
El clamor y el vacío
Y ahí estaba la Verdad
¡Ahí está la Verdad!
En el loto de mi maestro
En su andar, en sus pasos,
En sus diligencias
Ahí está la Verdad,
Sencilla y expuesta
Amenazada y perseguida
Levantándose de mil guerras
Ahí está ella, ahí viene ella
En el amor de mi maestro
En sus ideales y sus sueños
En su lucha incansable
A pesar de agotadores años
Ahí está, eres afortunado
Viene a buscarte, a adueñarse de ti
Ha decidido perseguirte
Arrebatar tu indolencia
Hacerte de fuego y héroe
Vino como el puma, como el águila
Bajó volando de las cumbres
Vino a apropiarse
Vino para que cantes, para que luches
Para que te armes en tu vida esclava
Para que despiertes a las respuestas y la dicha
Ha venido la Verdad
Ha llegado la Verdad
Debes correr a abrazarla
Debes orar para que te encadene
Para que te haga siervo
Para que te haga músico
Para que dejes la traición a tu pálpito
Para que seas
Para que ames
Para que sirvas y te alegres
Para que cantes y alivies
Y te claves en tu origen